Lugares de Interés

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Ermita de Santa Marina la vieja

Siempre hemos oído , y aún seguiremos oyendo, que el dintel de una casa que está en la calle que va del Corral Concejo a la Serrana era la "toza" de la ermita de Santa Marina la Vieja, que tuvo su ubicación en Las Canchorras. Nada hay más lejos de la realidad. La citada jamba tiene grabada una inscripción en la que , entre otras cuestiones, aparece la fecha de la labra. Es el año 1789. La cifra está colocada entre la frase de "Ave María Purísima" Debajo de ésta primera línea se leen cuatro versos con fondo marianista:
Todo el mundo en general
A voces, reina escogía,
Dice que sois concebida
Sin pecado original.

Empecemos apuntando que cuando esa estrofa se escribió la ermita de Santa Marina ya hacía mucho tiempo que estaba desaparecida. Y, por supuesto, ya estaba construida la que se le dedicó en las entonces afueras del núcleo de Ahigal a la santa.

Pero antes de referir el final bueno será que vayamos por los orígenes. Y los orígenes hay que buscarlos en los tiempos en los que los romanos andan por estas latitudes. Quien tenga ganas de acercarse por la zona de las Canchorras podrá comprobar la facilidad con la que afloran restos de una pasado romano y, si se nos apura, de un pasado prerromano. Hace unos años la Agrupación Amigos de Ahigal realizó una excavación en el sitio que la tradición apuntaba como el que aco0gió a la antigua ermita. El punto en cuestión se encuentra en un cercado de Tío Segundo Domínguez, a pocos metros de la carretera y más cerca aun del llamado Camino de Santa Marina. Junto a él aun hay unas oliveras, donde dicen que a su sombra se celebraba el baile de la romería que tenía lugar el lunes de Cuasimodo o segundo lunes de Pascua.

En la referida excavación se hallaron cimentaciones romanas y un piso de baldosas, bastante deteriorado, que se catalogó como medieval. La deducción más lógica venía a decir que la ermita de Santa Marina se levantó sobre una edificación romana y que tal edificación romana y que tal edificación romana a todas luces debía responder a un santuario. Es decir, que la ermita vino a sustituir el lugar de devoción de una deidad romana que, a su vez, había suplantado a algún numén prerromano que ya era objeto de veneración antes de que se plantara la higuera de la que colgó Judas.

Que coste que cuanto decimos no está sacado del magín así por las buenas. Muy próximo al lugar de la ermita localizamos un ara votiva. Para quien nolo sepa, un ara votiva es una piedra labrada que algún devoto dedica a una divinidad. El ara en cuestión, que guardamos como dios manda ente los "tesoros" de la Agrupación tiene estas letras:
REINVS
ILI.MAR
V.S.L.M.

Puesta la inscripción en cristiano viene a decir: "Reino cumplió con agrado un voto a Ilicia Marina". Reino era el nombre del piadoso antepasado de los ahigaleños e Ilicia Marina el nombre de la diosa a la que dedicaba la moleña labrada. Posiblemente data de entre los siglos II y III.
Digamos a voz de pronto que la tal Ilicia Marina no era otra que la que los romanos llamarían la diosa Venus marina. Esta vino a suplantar a la primitiva deidad prerromana. Pero sigamos la marcha. Cuando estas tierras se cristianizan y hay que extender el culto a los lugares que presentaban algún tipo de devoción pagana pues no cabe mejor acuerdo que poner en lugar de la vieja diosa a una santa que goce de las bendiciones de la Iglesia. Donde estuvo Apolo ponen a San Polo; donde estuvo el dios Saturno ponen a San Saturno o San Saturio, y así sucesivamente. Y, claro , sonde estuvo la diosa Venus Marina ponen a Santa

Marina, No cambian el nombre ni tampoco cambian algunos aspectos de su devoción, como es el cado de ls romería que se le hacía, que también se celebrase en honor de la diosa Venus.

Existen diversos lugares en la Península en los que se constata que Santa Marina vino a suplantar antiguos cultos paganos, pero ninguno está tan documentado por testimonios epigráficos como en el caso de Ahigal. Es de este modo, y no de otro, como l santa oriental, también conocida hagiográficamente como Santa Margarita de Antioquia, llega a nuestro pueblo en la Edad Media.